martes, 14 de abril de 2015

Una casa de comienzos del siglo XVI con decoración esgrafiada en Mondragón.

Adjuntamos el fenomenal trabajo de nuestra compañera Ana Isabel Ugalde, que ha sido publicado por la revista Euskonews en su número 696. 



Las líneas que siguen pretenden dar a conocer la existencia en la villa guipuzcoana de Mondragón de una vivienda cuya delantera presentaba decoración esgrafiada. De la misma no se conserva más que una fotografía antigua, en cuyo reverso se lee que era conocida como casa Altxola, sita en la calle de las Ferrerías de la misma villa y que se demolió en 1967. En la reproducción se muestra muy deteriorada y con intervenciones que la habían desfigurado casi por completo.

Mondragón, fachada de la casa Altxola, demolida en 1967. 

La técnica del esgrafiado consiste básicamente en dibujar o hacer labores con el grafio, empleando generalmente una plantilla, sobre una superficie que tiene distintas capas de revoco superpuestas —o simplemente una sola como enlucido—, quitando alguna de ellas. Se trata de una técnica resistente, económica y muy vistosa, que sirve para ocultar los ladrillos o materiales baratos empleados en su construcción. Hunde sus raíces en el Próximo Oriente, de donde se extendió a Europa gracias a la cultura greco-latina. El escritor latino Plinio el Viejo y el tratadista Vitruvio aludieron a ella en sus obras como un recurso ornamental fácil, barato, efectista y de rápida aplicación a la arquitectura. Precisamente fueron los romanos los que la extendieron geográficamente y consiguieron que la hiciera suya, por ejemplo, la cultura islámica, tan arraigada durante la Edad Media en la Península Ibérica, que dejó abundantes muestras, sobre todo, donde el ascendiente mudéjar fue incuestionable. Sin embargo, el gran momento del esgrafiado fue el Renacimiento, cuando durante el Quattrocento italiano volvieron los ojos a la Antigüedad, recuperaron la técnica y apreciaron sus cualidades ornamentales, que se extendieron por toda Europa2

Se solía emplear lo mismo en interiores que en exteriores. Y su uso en fachadas obedece a una doble motivación: la de ornamentar fábricas pobres y poco gratas a la vista y, ¡cómo no!, la de proteger el muro de los agentes externos. Se trata, pues, de una técnica que aúna belleza y funcionalidad3.
En el País Vasco húmedo se conservan algunos edificios en los que se empleó dicha técnica en sus fachadas, obras que han sido relacionadas con modelos castellanos y han sido fechadas en el tránsito del Gótico al Renacimiento, dos de ellas muy cercanas geográficamente a Mondragón, pues no distan ni 12 Km entre sí.
Nos estamos refiriendo a la torre del palacio de Lazarraga de Oñati, con decoración geométrica bastante esquemática, que debió de ejecutarse en tiempo de Juan López de Lazarraga Araoz (nacido en Oñati hacia 1440 y fallecido en 1518 en Valladolid), que sirvió en la Corte castellana y fue nombrado Contador Mayor, secretario de Fernando el Católico y testamentario de Isabel la Católica. Fue el fundador del primer convento de clarisas guipuzcoano en Bidaurreta, en la misma villa4.
Para R. Ruiz Alonso5, esta fachada puede situarse entre el reinado de Enrique IV y el de los Reyes Católicos y en el momento técnico y ornamental en que incorporaron la plantilla, con la consiguiente rapidez en su ejecución y la difusión de sus patrones decorativos. Se utilizó la flor de cuatro pétalos construida sobre un vórtice, modelo usado previamente en la Torre de Arias Dávila segoviana, aunque en Oñati se incluyó el marco del patrón empleado, lo que evidencia que su ejecutor “desconocía el verdadero sentido del diseño con el que trabajaba y probablemente el funcionamiento novedoso de la plantilla”. 
En Bergara se construyó la llamada casa Jauregi a comienzos del siglo XVI. Fue en origen una vivienda entre medianeras, propiedad del mayorazgo de los Jauregi. La fisonomía actual del edificio difiere de la que tenía originalmente, pues a comienzos del siglo XX sufrió una profunda transformación. Se conserva únicamente lo que debieron considerar de interés, es decir, el escudode armas del arco de entrada primigenio y la decoración de la planta principal6. Ésta se adornó, como si fuera un tapiz, con yeserías tardo-góticas, siguiendo modelos alemanes y flamencos de fines del siglo XV, que poco tienen que ver con lo que se hizo en Mondragón.  Sin embargo, en el ático desaparecido mostraba un revestimiento que seguía el “modelo de círculos secantes formando una serie sin fin de rosetas”, según J. A. Gil Massa. El mismo estudioso sugiere que sus promotores pudieron ser Andrés de Jauregi Salazar y su primera esposa María de Lazarraga, hija natural de Juan López de Lazarraga Araoz7.
Más lejos, en el arrabal de la Piedad de Areatza (Bizkaia), aún se mantiene en pie una casa medianera en cuya fachada perviven restos de lo que en su día lució, con decoración de círculos, vegetales y de sogueados principalmente, muy propios del repertorio gótico tardío. La plasticidad de su ejecución la hace más cercana al modelo mondragonés. Al parecer, también es obra del primer cuarto del siglo XVI.
Fachada de una casa en Areatza (Foto: A. I. Ugalde).

En Mondragón sin embargo, no queda ningún vestigio tangible, or lo que resulta imposible saber de sus materiales, técnicas empleadas y otros pormenores. Cómo puede observarse en la fotografía, se trataba de una casa medianera, en cuya decoración se descubre la mezcla de elementos góticos y renacentistas incipientes, ejecutados de acuerdo con una plantilla. Sus diseños son mucho más complejos que los de los ejemplos precedentes y evidencian una época de cambio, de transición.
Por un lado, tenemos en la parte superior una cenefa de arcos de medio punto entrecruzados rematados en florones trilobulados, una especie de hornacina con arco de medio punto y decoración de rameados y algún arco conopial, todo ello de sabor aún gótico. Arcos entrecruzados parecidos decoran el zócalo de la sacristía de la parroquia de Torreiglesias de Segovia, fechada en 1549, pero con motivos de relleno claramente renacentistas, con grutescos “a candelieri”8, lo que no ocurre en Mondragón. La misma decoración se puede observar en los anillos de algunas claves de bóveda de la parroquia de San Vicente de Vitoria y en la de Navaridas, fechadas a comienzos del siglo XVI9.
En el extremo derecho de la fotografía se puede ver una ménsula, adornada con roleos y una sarta de cuentas, que ostenta la inscripción IHS con letras simulando vástagos vegetales, elementos en los que parece haber un intento por modernizar el muestrario de motivos decorativos góticos.
En el lado opuesto, pegante al espolón de la casa contigua (que aún se conserva), parece que se abrió una ventana, de la que sólo perduraba una única jamba, con una pilastra con decoración “a candelieri” muy esquemática, así como la hermosa venera con que se remataba, motivos propios de lo que se da en llamar plateresco.
Y en toda la superficie del muro se repetía un diseño gótico flamígero de manera encadenada, que no es otro que cuatro hojas o gotas que giran alrededor de un círculo, adornándose con flores el citado círculo y los espacios romboidales que se forman entre sí. Es lo que R. Ruiz Alonso10 denomina simetría bilateral, invertida o especular, con lo que se consigue un efecto más dinámico, menos monótono, aparte de facilitar un mejor encaje de las plantillas en el caso de errores o defectos. Y que M. A. Gilsanz destaca como el molinete, la figura básica más frecuente en la ciudad de Segovia, cuyos modelos más antiguos son del siglo XV y que era frecuentemente utilizado en las yeserías adornadas al gusto mudéjar en palacios y edificaciones del tiempo de Enrique IV11.
Este motivo, únicamente lineal, lo podemos ver en Segovia en la Sala del Trono del Alcázar, de tiempos de Juan II, y en la torre de los Arias Dávila, ya mencionada. En la misma ciudad castellana, algo más sofisticado, en el patio de una casa particular de la calle Marqués del Arco, en la fachada nº 2 de la plaza de San Esteban y en el palacio de los Campo, obra a caballo entre los siglos XV y XVI12. También en los artesonados pintados del monasterio de San Antonio el Real y en el lienzo situado tras la imagen de Santo Domingo de Guzmán, del siglo XV, conservado en la cueva de su nombre, que se anexionó al convento de Santa Cruz la Real13. Incluso en la torre de los Lazarraga de Oñati, aunque mucho más simplificado que en Mondragón, donde la plasticidad de su labra era mucho más evidente que en los ejemplos anteriores.
La procedencia foránea del esgrafiado mondragonés parece estar clara. Y su datación aproximada, también, por la combinación de elementos claramente góticos con otros que preludian el Renacimiento, pudiendo fijarla en torno al primer cuarto del siglo XVI. Lo que no es fácil de dilucidar es quién lo ejecutó ni quién ordenó semejante decoración en la fachada. Fue previsiblemente alguien viajado, que conocía ejemplos lejanos, como puede desprenderse certeramente de los de Oñati y Bergara.
El que guardó la fotografía escribió que en ella nació Juan de Araoz Uriarte, fundador del Colegio y Monasterio de San Francisco de la villa de Mondragón, aunque no precisó la fuente o el origen de su información.
Siguiendo a Esteban de Garibay14, del que fue amigo, Juan de Araoz de Uriarte nació el 8 de marzo de 1525 y falleció el 14 de septiembre de 1581, en las casas de su mujer en la calle de Iturrioz de Mondragón, con la que se había casado al poco de volver de América, “por Mayo de 1566”. Aquel mismo año hizo la probanza de su hidalguía para poder optar a los cargos concejiles, superada con éxito, pues llegó a ser alcalde de la villa.
La fecha de nacimiento del fundador del convento franciscano propuesta por Garibay coincide con el límite extremo que podría fijarse para la ejecución de la fachada en cuestión. Su promotor, por tanto, debió de ser su padre o, tal vez, su abuelo. Otra vez Garibay nos sirve de fuente, aunque nos aporta muy pocos datos, sobre todo, referidos a sus padres. Él nos informa de que fue hijo de Juan de Araoz de Uriarte y de María de Irigoen y de Victoria, ambos de Mondragón, y nieto de otro Juan de Araoz de Uriarte, apodado el Navarro por haber residido mucho tiempo allí cuando estuvo en la milicia, y biznieto de Juan de Uriarte, hidalgo de Araoz (barrio de Oñati).
Distintos miembros de la familia de los Araoz se contaban entre los que servían a los reyes desde antes de la campaña de Granada, bien en palacio, bien en la milicia, y fueron favorecidos por éstos con sus mercedes. No obstante, los Araoz destacaron por ser mercaderes, prontamenteestablecidos en Indias, donde pusieron en circulación el hierro de sus ferrerías15.
De los Araoz establecidos en Mondragón, sus antepasados y otros parientes del fundador del convento apenas se sabe nada. Suponemos que se radicarían en la villa guipuzcoana posiblemente atraídos por la industria del hierro, razón por la cual se había convertido en una plaza importante16. Y probablemente formaron parte de las redes familiares tejidas entre los distintos miembros del linaje, entre los que también se hallaba el antes nombrado Juan López de Lazarraga, que era Araoz por parte de madre.
Sin embargo, las escasas noticias relativas a la propiedad de la casa no nos permiten asegurar con absoluta certeza que, en efecto, el inmueble perteneció a la familia Araoz en fechas tan tempranas como el comienzo del siglo XVI e, incluso, nos resulta difícil identificarlo en los documentos de compra-venta posteriores. Así, se sabe que en 1590 la casa contigua, que aún conserva en el interior su fisonomía medieval y en la columna exenta de la fachada un escudo correiforme manierista, era propiedad de Marina de Abendaño, viuda de Bautista de Oquendo.
Posiblemente sea la casa que nos ocupa la que en 1609 los curadores de Mari Asencio de Vergara gravaron al fundar un censo sobre los bienes de la menor, entre otros, sobre la casa cuyos linderos eran, por una parte, la casa de Domingo de Abendaño y por la parte de arriba, “el solar vazio de Lucas de Vergara”. Porque, si atendemos a la topografía, la casa de los Abendaño se hallaba por debajo y la gravada no podía ser otra que la casa con la fachada esgrafiada.
Hemos hallado una mención a una Araoz en 1598, cuando Isabel de Vergara, viuda de Mateo de Muçibar, otorgó una carta de venta a María Pérez de Oro y a su hija María de Araoz por la mitad de las casas que poseía la primera en la calle de Arozcale (el nombre en euskera de la calle de las ferrerías) y que la otra mitad pertenecía al zapatero Juan de Arriola17.
No sabemos si la casa es la misma, si perteneció a los Araoz, ni si eran parientes los que intervinieron en las diferentes transacciones. De lo que no nos cabe ninguna duda es que algún mondragonés mandó decorar la fachada de su casa con un bello esgrafiado de filiación castellana, de calidad muy notable. Y aunque ya ha desaparecido, el conocimiento de su existencia contribuirá a aumentar y a poner en valor el exiguo número de los ya conocidos en el País Vasco.

 Ana Isabel UGALDE GOROSTIZA, UPV/EHU.


Bibliografía:
Arkeolan (1989): Arrasate-Mondragón. Estudio Histórico-Arqueológico del Urbanismo, tomo I, Mondragón: Ayuntamiento de Arrasate-Mondragón.
Azpiazu, José Antonio (1999): El acero de Mondragón en la época de Garibay. Mondragón: Ayuntamiento de Arrasate-Mondragón.
Ferrer Orts, Alberto, “Sobre la decoración esgrafiada en el Barroco español”. En: Ars Longa, nº 9-10, 2000, pp. 105-109.
Garibay, Esteban de (1834): Memorial Histórico Español: colección de documentos, opúsculos y antigüedades que publica la Real Academia de la Historia, tomo VII. Madrid.
Gil Massa, Jesús (2001): Urbanismo y Arquitectura civil en Bergara. Siglos XIII-XVII. Bergara: Bergarako Udala.
Gilsanz Mayor, María Ángeles (2011): Simetrías en la ornamentación arquitectónica. El esgrafiado segoviano. Tesis doctoral, Universidad Politécnica de Madrid,http://oa.upm.es/6731/1/MARIA_ANGELES_GILSANZ_MAYOR.pdf, consultada en febrero de 2014.
Lanzagorta Arco, María José, “El linaje de los Lazarraga: siglos XV-XVI en el Condado de Oñate (Guipúzcoa)”. En: Sancho el Sabio, nº 20, 2004, pp. 71-85.
Otazu, Alfonso de y Díaz de Durana, José Ramón (2008): El espíritu emprendedor de los vascos. Madrid: Sílex ediciones.
Ruiz Alonso, Rafael (2002): El esgrafiado en Segovia. Tesis doctoral, Universidad Complutense de Madrid, http://eprints.ucm.es/1682/1/AH0008401.pdf,http://eprints.ucm.es/1682/1/AH0008402.pdf, consultada en febrero de 2014.
“Evolución histórica del esgrafiado en España. Discurso de ingreso en la Real Academia de Historia y Arte de San Quirce, 28 de noviembre de 2008”. En: Estudios segovianos. Boletín de la Real Academia De Historia y Arte De San Quirce, nº 108, 2008, pp. 145-194.
Sanz, María Dolores, Cortázar, Mercedes y Cubillas, Isabel, “Estudios y Restauración de la fachada del Palacio JAUREGI BERGARA (Gipuzkoa)”. En: Akobe, nº 9, 2008, pp. 27-31.
Ugalde Gorostiza, Ana Isabel (2007): Iconografía de las claves de la Diócesis de Vitoria. Vitoria: Diputación Foral de Álava.

1 Casa de Cultura de Arrasate-Mondragón, Fondo José Letona, Argazkiak 17.
2Ferrer Orts, 2000: 105-109; Ruiz Alonso, 2002: 179-310, muy interesante el capitulo 9 donde aborda el origen y la evolución del esgrafiado segoviano.
3Ruiz Alonso, 2002: 106.
4Lanzagorta Arco, 2004: 71-85.
5Ruiz Alonso, 2008: 152.
6Pese a ser tomado por un ejemplar de decoración esgrafiada, Ruiz Alonso considera certeramente que su noción de volumen más tiene que ver con la escultura que con el “relieve plano del esgrafiado”, Ruiz Alonso, 2008: 156.
7Gil Massa, 2001: 477-479, 588-597; Sanz, Cortázar y Cubillas, 2008: 27-31; citan opiniones y un trabajo de Pedro Echeverría y Amaia Gallego, pero no lo especifican.
8Ruiz Alonso, 2002: 242.
9Ugalde Gorostiza, 2007: 141, 462.
10Ruiz Alonso, 2002: 98. El mismo autor ofrece como ejemplo un diseño similar al de Mondragón, sólo que le faltan las flores que adornan el interior de todos los trazos, fig. 12, p. 100.
11Gilsanz Mayor, 2011: 192, 196-201.
12Ruiz Alonso, 2002: 244, 312.
13Gilsanz Mayor, 2011: 200-201.
14Garibay, 1834: 34, 387.
15Otazu y Díaz de Durana, 2008: 53, 251-252.
16Para la importancia del hierro en Mondragón, Azpiazu, 1999.
17Arkeolan, 1989:72-77.


 Ana Isabel UGALDE GOROSTIZA, UPV/EHU.



miércoles, 18 de marzo de 2015

SANGUINOLENCIAS




Sí, ya sé que no es una palabra muy al uso, pero describe con exactitud los hechos que a continuación voy a narrar, todos ellos rigurosamente ciertos, entresacados de la documentación existente en el archivo municipal de Mondragón.
26 de Febrero de 1699. En el lugar conocido como Azula (antiguo camino a Oñate) asaltaron por hurto a Juan de Sarasúa, vecino de Mondragón, derribándole del rocín, le vendaron los ojos con la corbata que llevaba en su cuello y le arrojaron rodando jaral abajo, atado de pies y manos. Se siguió una causa criminal que no dirimió el asunto y por lo tanto no se hallaron culpables.
Ese mismo año, el cuatro de Abril fue ejecutado Asensio de Olabe y su cuerpo hecho cuatro pedazos, se le expuso en los caminos públicos. La Cofradía de la Vera Cruz suplicó recoger dichos despojos para sepultarlos en la iglesia de la Magdalena, como así lo hicieron. El cabildo, con tres capas, cetros, etc. condujo dichos restos hasta la iglesia donde se les dio cristiana sepultura.
El año 1809 el Comandante de armas francés Cavaille se encontraba al mando de la guarnición que ocupaba Mondragón, fusiló una noche a Vicente Leanizbarrutia (natural de Aramayona) después de haber recibido 12 onzas de oro por su rescate y solamente porque le contaron que un hijo de éste, preso también en Vitoria, había comentado que, cuando saliera de la cárcel, mataría a Cavaille.
Por supuesto no devolvió el dinero, alegando que lo retenía en favor de no colgarle después de muerto como era costumbre.
3 de Julio de 1886. A las cuatro de la tarde tuvo lugar el fusilamiento de Gregorio García de Echave en el lugar donde es hoy la casería de Sola (?) en el camino Real para Vitoria.
Le asistió en el trance el Padre Valentín de Urtaza, Guardián del Convento de San Francisco. Había saltado de la ventana del oratorio del Conde de Monterrón estando en capilla y un centinela le hirió en una pierna en la huida, de modo que le llevaron al último suplicio en unas andas.
16 de Noviembre de 1816. D. Santiago Elías de Aranguren, Conde Monterrón y a la sazón alcalde de Mondragón, fue tiroteado al retirarse a su casa, después de realizar la ronda nocturna junto al puente de Zarugalde a escasos metros de su casa. Las heridas causadas por el disparo de dos cartuchos loberos no le causaron la muerte instantánea sino que trasladado a su vivienda fue atendido durante dos días hasta que falleció. Se siguió una ruidosa causa en la que se tomó declaración a casi todo el pueblo, pero no se pudo determinar con exactitud el verdadero responsable. Sin embargo fueron detenidos y encarcelados durante casi 6 años Santiago de Nuarbe (quien perdió enteramente la vista) e Ignacio Uribesalgo como sospechosos, sin pruebas definitivas. En 1822 fueron liberados ambos y condenado a pagar 50 ducados de multa el entonces alcalde José Mª Berrosteguieta por no tomar declaración al herido Conde mientras estuvo con vida.
En alguna medida, estos hechos sanguinarios -mínima parte de los documentados- acaecidos en nuestro pueblo a lo largo de la historia junto a otros muchos actos heroicos y sacrificados que igualmente sucedieron son los que a la larga han contribuido a forjar nuestro carácter mondragonés.
Claros y oscuros. Como la vida misma. 
Nada nuevo bajo el sol que, diría el filósofo.

Egile: Jose Angel Barrutiabengoa (AZE).
Argazkia: http://luisantoniodevillena.es/web/wp-content/uploads/carnaval-en-la-edad-media.jpg

martes, 10 de marzo de 2015

VALLE DE UGARÁN





El pasado día 17 de Febrero, se cumplieron 662 años de la agregación a Mondragón de la “aldea de Garagarza e aldea de Udala e Erenusqueta e Isasigaña, caseríos de Garagarza e Guesalíbar Uribarri e Oleaga”.
Según un interesante documento que se conserva por partida doble, en el Archivo Parroquial y Municipal de Mondragón. En tal día se reunieron en la iglesia parroquial de San Juan Bautista de Mondragón los representantes de ésta villa y los de los barrios y núcleos menores arriba mencionados (que hasta entonces se mantenían independientes) para acordar su anexión.
¿Causas de éste cambio de estado en el régimen civil (en los asuntos eclesiásticos continuaron independientes) de los cuatro barrios que conformaban el valle llamado de Ugarán? 
Nos lo señala el documento que comentamos: La indefensión en que se encontraban frente a los “ricos homes e cavalleros e escuderos poderosos que biben e entran en dicha tierra e en la comarca”, cometiendo toda clase de atropellos: “robos e males e dannos e desaguisados” por lo que los pobres aldeanos vivían “en servidumbre escura e muy desaguisada”.
No olvidemos que por esa época precisamente iba a hacerse tristemente célebre el Señor de la Torre de la vecina aldea de Barajuen (Aramayona) terror de la comarca, quien no vacilaba en colgar de las almenas de su castillo-palacio a aquellos valientes que tenían el coraje de oponerse a sus designios.
Resultaba natural que los “jauntxos” de aquel tiempo con la fuerza que les proporcionaban sus mesnadas de aventureros a sueldo, hicieran víctimas de sus tropelías a los núcleos de población más débiles.
Al avecindarse con Mondragón, los habitantes del valle de Ugarán pretendían -y sin duda lo consiguieron- que ésta villa, entonces poderosa y con muchos privilegios reales, los defendiera y pusiera coto a las devastadoras incursiones de los banderizos.
Curiosamente pocos años más tarde esta anexión estuvo a punto de deshacerse, según se deduce de un documento existente en el Archivo Municipal (1). 
D.Beltrán de Guevara Señor de Oñate, a quien el año 1374 el rey Enrique II, concedió el señorío del Valle de Léniz, decidió emplear toda su influencia en separar de Mondragón a las cuatro anteiglesias, seguramente para ampliar a ellas su señorío. La Villa de Mondragón, recurrió ante el rey haciéndole presente  que “recibirían en ello gran daño e que se despoblaría la dicha villa”. Enrique II accedió a lo solicitado por el Concejo mondragonés, ordenando que “non consintades al dicho D. Beltrán nin a otro alguno que les ponga embargo alguno en ello” (es decir, continuar siendo mondragoneses). Éste documento está fechado en Burgos a 24 de Febrero de 1367.
Esta determinación real fue confirmada por el mismo monarca en 1371 y por Juan I en 1379.
Acatando las citadas órdenes, las propias anteiglesias otorgaron escritura de sumisión el 30 de Diciembre de 1406, cuyo ordenamiento se ha observado inalterable hasta nuestros días.



(1) Carpeta de pergaminos.

martes, 3 de marzo de 2015

Troilus de Mondragón en Bretaña


En el Museo Departamental Bretón de Quimper se conserva un sepulcro tardo-gótico muy suntuoso, con abundante decoración heráldica, que tiene como yacente a un caballero vestido con armadura. Es conocido como Troilus de Mondragón.




La historia de su conservación resulta muy interesante, porque fue fruto de la “movilización popular”. El sepulcro lo vendió su propietario M. La Couture en 1923 a unos anticuarios parisinos. El temor de que Bretaña perdiera dicho monumento hizo que la Sociedad Arqueológica del Finistère emprendiera una gran campaña de recogida de fondos para su compra en 1925. Su esfuerzo culminó con éxito, ya que hoy es visible en un museo bretón, gracias a las aportaciones económicas de muchos miembros de la nobleza europea y también de la sociedad bretona.
Los orígenes familiares del tal Troilus de Mondragón no están claros. Aunque sí lo está que el sepulcro se elaboró en vida y que allí fue enterrado en 1543. Son dos las hipótesis que barajan los historiadores. Por un lado, se cree que pudo ser hijo de Jean de Mondragon, vizconde de Loyaux y capitán de Rennes y de Nantes en 1510.
Sin embargo, la hipótesis que goza de más aceptación lo hace originario del País Vasco. Se piensa que su padre, Antonio de Mondragón, pudo arribar a las costas bretonas en 1488 ó 1490, en una de las dos expediciones que enviaron los Reyes Católicos a la conocida como “guerra loca”, donde se enfrentaron el duque de Bretaña y el rey de Francia con sus respectivos aliados. Las tropas castellanas acudieron en apoyo de Ana de Bretaña, que terminaría casándose con el francés en 1499.
Podría respaldar el origen vasco y mondragonés de nuestro Troilus la conocida como “Bretainiako kantorea”, canto en euskera de finales del siglo XV, en el que se narra una expedición, al mando del conde de Salinas, que salió del puerto de Pasajes con destino a Bretaña, después de juntarse en San Sebastián. La mayoría de los embarcados procedían de Gipuzkoa, aunque había también vizcaínos. Retornaron después de un rotundo fracaso en 1491.
Los vascos, al parecer, estaban muy interesados en afianzar sus intereses comerciales en Bretaña, frente a los franceses. El comercio entre el País Vasco y Bretaña era por entonces muy activo. Los mercaderes vascos llevaban las naos cargadas de “paños de grana e de lana e tapiçería merçería, cueros, estaño e plomo e otras muchas e diversas mercaderías”. De Bretaña volvían cargados, sobre todo, de trigo con el que hacer pan, ya que el País Vasco era deficitario en este cereal.
Las fechas barajadas no permiten aventurar que Troilus fuera uno de los que salieron con rumbo a Bretaña. Su padre Antonio de Mondragón, en cambio, sí pudo haber marchado y no regresar. Si estuviéramos en lo cierto, llevó el nombre de Mondragón a Bretaña. Su hijo, con su sepulcro, lo elevó hasta ser considerado por los bretones como suyo, participando de su propio patrimonio cultural.

Bibliografía:
E. Carrillo-Blouin, "Troilus de Mondragón: Pistas de investigación para un caso de integración social y cultural temprana. Presencia del País Vasco español en Bretaña durante el siglo XVI", Sancho el Sabio, 25, 2006, p. 233-250. 
"El cantar de Bretaña" (un poema inédito de fines del siglo XV en la lengua vasca), Fontes linguae vasconum: Studia et documenta, 19, 1975, p. 43-70. (A. Otazu).

Ana Isabel Ugalde Gorostiza (UPV-EHU)


Ana Isabel Ugalde Gorostiza (UPV-EHU)



viernes, 13 de febrero de 2015

La vida misma


     Transcurre el año 1938, los militares sublevados al mando del generalito y el ejército republicano se dedican con ahínco a quitarse la vida mutuamente de una y mil maneras en todos los puntos de la península, los facciosos con importante apoyo extranjero van ganando el combate y ya dominan gran parte de ella, desconocen aún que, todavía resta un año para que la espantosa sangría finalice con la victoria de los alzados en armas.

     En nuestro pueblo, -tomado ya por las fuerzas rebeldes-, se ha instaurado forzosa y de manera formal la dictadura política, económica y religiosa que tanto deseaba el generalito y que había de perpetuarse hasta la muerte de éste, cuarenta años más tarde.

     Mientras los soldados se baten el cobre, la badana y lo que les viene a mano en los múltiples frentes, la vida del resto de los mortales -y nunca mejor dicho pues su vida dependía de los avatares bélicos y de los caprichos militares- transcurre inmersa en un sumidero de dolor y miseria.

     Tratando de paliar en alguna medida esa vida indigente y temerosa, algunas personas, mayormente aquellas que disponían de algunos haberes, como el camionero-transportista mondragonés J. T. U. quien tras una larga y agotadora jornada de trabajo, se dispuso junto a otros amigos de la “Sociedad Danobat” a solazarse en animada charleta frente a algunas “chupinas” de vino.

     Tan inocente y natural disfrute curiosamente le acarreó unas consecuencias insospechadas a nuestro conductor.

    Un sereno, vecino de Mietzerreka participó a la Guardia Civil del puesto de semejante algarabía, y estos, teniendo conocimiento del hecho procedieron como tienen por costumbre.

     Días más tarde, J.T.U., recibe en su domicilio una sanción de 120 Pts. “…. Por permanecer hasta altas horas de la noche en la sociedad “Danobat” haciendo consumiciones de bebidas.”

     Caras, muy caras le salieron las bebidas a nuestro amigo a tenor de lo que suponían 120 Pts. del año 1938, cuya equivalencia a día de hoy podría significar algo más de 200 Euros.

     Hasta ese punto y más allá intervenían impunemente las nuevas autoridades en la vida privada de las gentes que, sin derecho alguno ni defensa posible, hubieron de hacer frente al nuevo “establishment” en el que muchos de ellos, -y no precisamente debido a su edad-, no alcanzaron a conocer otro.

     Sirva ésta intranscendente anécdota como ejemplo de la dura posguerra y como recuerdo desde aquí para todos ellos y ellas que, también pasaron lo suyo.

    En próximas entregas relataremos algunas de sus historias.

 

martes, 3 de febrero de 2015

1845eko Mondragoeko Brokel dantza




Gaurkoan 2013ko martxoan argitaratu genuen artikulu bat berrekarri dugu blogera.
XIX mendean kanpotar aberats ugari etortzen zen gure herrira, Gesalibarren zegoen bainuetxera hain zuzen. Hala, lehenengo gerra karlista bukatu zahar ez zela, 1845ean, beste hainbat aristokrata eta burges handirekin batera, Espainiako errege familiak ere zapaldu zituen gure bazterrak. Gaurkoan urte horretan gure herritarrek Espainiako erreginei eskainitako dantza baten berri eman gura dizuegu.
Dirudienez, 1845eko abuztuaren 17an heldu ziren erreginak eta euren segizioa Mondragoera. Baita Gipuzkoako diputatuak ere, haiei laguntzen. Ahalegin handia egin omen zuten gustura senti zitezen eta, ongi-etorri moduan, arratsaldeko seietan, Brokel dantza opa izan zieten herriko plazan, suzko erruberekin amaitzeko. Erreginak eta euren inguruko lagun guztiak udaletxeko balkoietan egon ziren ikuskizunaz gozatzen, protokolo arau zorrotzen arabera jarrita. Baina dantza amaitu baino lehen, zutitu eta alde egin zuten, han jazotako istilu baten ondoren.
Egun hartako ilunkara ez ei zen oso baketsua izan eta orduko prentsak jaso zuen gertatutakoa (El Español, El Católico, El Globo). Altuna diputatuak dantzaren nondik norakoak azaltzeko zabaldu zituen paperetan jartzen zuena ez zitzaion gustatu Narváez jeneralari. Honek keinuka eta furrustadaka, oso zatar, bere disgustua adierazi zuen, ingurukoen haserrea piztuz. Ika-mikarako motiboa bukaerako biben artean Foruen aipamena egotea izan zen.
Askok ez zuten ulertu Narváezen jarrera, banatutakoa 1840an Bergarako Komenioaren urteurrena ospatzeko egindakoaren oso antzekoa zelako. Antzekoa, bai, baina bazituen desberdintasun batzuk. El Católico egunkariak argitaratu zuena dakarkizuegu zuzenean irakurtzeko. Dantzaren azalpenaren zati bat erdaraz dago, baina berori osatzen zuten bederatzi aldiak euskaraz eta erdaraz eman zituen. Ez dira itzulpen soilak, elkarren lagungarri baizik.
Luze samarra da, baina benetan testigantza aparta 1845ean Madrilgo egunkari batek argitaratutakoa!

La Broquel Dantza de Mondragón de 1845
En esta ocasión volvemos a retomar un artículo que publicamos en marzo de 2013 en nuestro blog.
Durante el siglo XIX Mondragón fue el destino escogido por muchos acaudalados, pues acostumbraban a pasar una temporada en el Balneario de Santa Águeda de Gesalibar. Recién finalizada la primera guerra carlista, en el verano de 1845 llegó a nuestra villa la familia real española. Hoy queremos mostrarles la danza que nuestros paisanos ofrecieron a las reinas de España, no sin antes recordar que anualmente nos visitaban muchos aristócratas y burgueses.
Al parecer, las reinas y su séquito llegaron a Mondragón el 17 de agosto de 1845, acompañadas de los diputados de la provincia de Gipuzkoa. El esfuerzo realizado para que tan ilustres visitantes se sintieran a gusto era notable y ese día, a modo de bienvenida, a las seis de la tarde una “comparsa de naturales del país” bailó “una danza sencilla en su obsequio, terminándose la función con unos ligeros fuegos artificiales”. La danza en cuestión no era otra que la Broquel Dantza. La reina y su séquito ocuparon los balcones de la casa consistorial, colocados de acuerdo al estricto protocolo, e incomprensiblemente se levantaron antes de que finalizara el baile.
La tarde de aquel 17 de agosto no debió transcurrir tan placenteramente como pensaron sus organizadores, debido a un incidente protagonizado por el general Narváez, que recogieron algunos periódicos madrileños (El Español, El Católico, El Globo). Cuando el diputado Altuna repartió entre los presentes un impreso explicativo del baile, con las exclamaciones que debían vitorearse al final del mismo, Narváez respondió increpándole de forma airada. El motivo de su enfado no era otro que el “Viva los Fueros” que había de decirse al final y que él consideraba ofensivo.
Muchos de los allí presentes no entendieron tal desatino, pues lo que se repartió no difería apenas de lo que se imprimió en 1840 para celebrar el aniversario del Convenio de Bergara. Ambos textos son parecidos, pero no iguales. Por ello, hemos transcrito la versión del baile ofrecido en Mondragón que recogió el periódico madrileño El Católico. Una parte de las explicaciones están en castellano y las nueve mudanzas de que constaba son bilingües y complementarias.
¡Un testimonio excelente el publicado en 1845 por un periódico de la época!

El Católico, 27/08/1845, 445-446.
“Todos los bailes antiguos eran marciales en la Vasconia. Robustos sus naturales y dedicados á la guerra, ni en sus recreaciones podían olvidarla, dando con esto una prueba de que su carácter varonil y sus costumbres severas no se avenían bien con ejercicios que no mostrasen fuerza, agilidad y destreza. En sus cánticos y en sus bailes siempre imitaron la guerra, y siempre era la guerra a la que dirigían sus alusiones. La misma paz no era para ellos sino un simulacro de la guerra, y verdaderamente no es sino una imitación de ella el antiguo baile conocido en el País Vasco con el nombre de Broquel-dantza, cuya significación va puesta por su orden en las siguientes

MUDANZAS
Dantzatuco dute zortzico bat alde guztietara beguiratuaz, guda[1] eguin bear dan toquia azaltqueratzen[2] balute bezala.
Es un zortzico curioso que se baila en forma de marcha por soldados y el capitán que va á su frente. Sus miradas á uno y otro lado significan la descubierta que sale á reconocer el enemigo y el terreno en que debe darse la batalla.
Alvorada[3] soñua dantzatuaz eguingo diezate agur lembici aguintari jaunari eta guero plaza guztiari.
Es un zortzico, pero más grave y majestuoso. Representa el caso en que el jefe de la fuerza consulta con las autoridades, y les pide venia para salir á su expedición.
Maquillachoac escuetan arturic dantzatuco dute zortzico bat, aurrena launaca toqui bateic bestera igaroaz eta guero guztiac batean: bereala asico dira jostaqueta modura etsaya ciricatcen.
También es un zortzico, pero vivo y apresurado. Significa la escaramuza que provocan las guerrillas, con el objeto de empeñar al enemigo en una acción.
Ezquerreco escuetan broquelac eta escuicoetan maquillachoac dituztela dantzatuco dute zortzicoa, batalla eguin bear duten toquietara igaroaz, eta eguingo zayozca bertatic guda gogorrari.
Este zortzico es violento y representa el principio de una batalla formal con palo y broquel.
Artuco dituzte gueciac[4] eta dantzatuco dute zortzicoa alcargana beguira, goenetic barrenera; bereala erasoco dio alcarri portizquiro.
También es violento este zortzico y representa la pelea de arcos y ballestas colocados de frente los enemigos en forma de batalla.
Maquilla andiac arturic dantzatuco dute aurrena zortzicoa gudaren erabaquia[5] izan bear dan toquietara igaroaz, non eguingo zayozcan gogorquiro alcar zatitzeari, eta bucatuco dute aserre luce caltarquitsu gaiztoa.
Este zortzico es serio y de todos el más terrible, porque representando lo más fuerte de la batalla, representa también su decisión con el uso del palo, que era el último recurso  de los antiguos guerreros vascongados.
Amodiozco adisquidetasun gozoaren ezagun garritzat dantzatuco dute belaunchingoa[6] batalla bat irabaci baliz becela.
Este es un villancico airoso de que aun ahora se hace uso para representar la alegría de los corazones, y celebrar con saltos descompasados algún fausto acontecimiento como una batalla ganada.
Batalla gogorrac irabaciric garait pensu guelditutaco ezaungarritzat plaza aguiricoetan jostaldiatu oiciran ustay lorestatuaquin Guipuzcoatarrac donario aundian arin-arinca deitcen zayon soñuan, eta unetic unera uztayac zuti zuti lurrari josiric, dantzatu oizuten plazaren lau aldeetan zortzico pozcarria.
Esta figura representa la fiesta con que los antiguos vascos celebraban la victoria, dejando tendidos los arcos en el campo de batalla y bailando á su alrededor, como si hoy bailasen los soldados dejando las armas en pabellón.
Eguingo dute cate dantza, zeñarequin adieracico duten garbiro aserre luceac lotutcen dituela guizonen biotzac gogorqui, baña paquea on batec arras urraturic locarri sendoac, pozgarritzen dituela euscaldun guciac.
El árbol de las cintas es el emblema de la libertad, y el tejido que se labra con ellas representa las trabas é inconvenientes que produce la guerra. El desenlace ofrece á los hombres una perspectiva alegre y les aproxima á la venturosa paz, y con ella la libertad que antes ha estado oculta y fuertemente anudada.
Al llegar á esta mudanza SS. MM. dejando el puesto que ocupaban en el balcón de la casa consistorial, se retiraron á su palacio terminándose en el acto la danza.

ADVERTENCIA. Los antiguos vascos, justos apreciadores de su secular independencia, siempre tuvieron gran cuidado en conservarla, porque estaban convencidos de que ningún pueblo podía ser venturoso sin ella. Por esta razón y guiados de aquel instinto tan natural en los pueblos primitivos, miraban a la guerra no solo como lo salvaguardia de su adorada libertad, sino como una ilustre escuela en la que ejercitaban á sus hijos desde la más tierna edad. Tal es la significación que tienen los cuatro niños colocados en medio de la comparsa, la cual por lo demás se supone que representa a los fuertes y robustos guerreros vascongados.
VIVAS QUE SE DARÁN A LA CONCLUSIÓN DE LA COMPARSA.
1.
AGUINTARIA. Bici bedi luzaro gure Erreguiña gazte maitati biotzaren erdi erdico mamitic chit asco nai diogun Doña Isabel bigarrena.
GUDARIAC. Bici Bedi.
CAPITÁN. Viva por largos años nuestra joven y adorada reina Doña Isabel II.
SOLDADOS. Viva.
2
AGUINT. Bici bedi beraren aizpa gozo zoragarria Doña María Luisa Fernanda.
GUD. Bici bedi.
CAP. Viva su encantadora hermana Doña María Luisa Fernanda.
SOLD. Viva.
3
AGUINT. Bici bedi oen ama'eder, oniritzi Doña Maria Cristina Borbon-goa. Euscaldunen estalpelarai eta laguntzalle maitagarria
GUD. Bici bedi.
CAP. Viva su bondadosa madre Doña María Cristina de Borbón; protectora de los vascongados,
SOLD. Viva.
4
AGUINT. Bici bitez beti betico Guipuzcoaco Fuero, oitza, eta oitura onesqui gogoangarriac.
GUD. Bici bitez.
CAP. Vivan para siempre nuestros Fueros, buenos usos y costumbres.
SOLD. Vivan.


Egile: Ana Isabel Ugalde Gorostiza (UPV-EHU).
          
Fotografía: http://www.guregipuzkoa.net/photo/1005891



[1] Guda: Guerra.
[2] Azaltquera: descubierta.
[3] Alvorada: voz vascongada que equivale a contrapás.
[4] Gueciac: saeta.
[5] Erabaquia: decisión.
[6] Belaunchingoa: villancico.

miércoles, 28 de enero de 2015

El ESCUDO DE ARMAS DE NUESTRA VILLA




El espectacular escudo de piedra caliza que, adorna la fachada de nuestro Ilustre y desde su atalaya contempla todos los acontecimientos que tienen lugar en la Plaza desde el año 1760 en que Manuel Martín Carrera, ( 24 años) hijo de Martín de Carrera arquitecto de Beasain y director de la obra del nuevo Ayuntamiento presentó al Ayuntamiento reunido en sesión, el diseño del solemne escudo que previa aprobación de la Corporación la ejecutó bajo la dirección de su padre, en piedra caliza de Salvatierra (de mejor calidad al parecer que la de Galarra,con la que se construyó el resto del edificio) y para que no hubiera equívocos en su autoría grabó en el interior de la corona su nombre y la fecha de la talla.
Un anónimo hijo de la villa, donó los 6000 reales que costó el escudo.
En heráldica a éste tipo de escudos son conocidos como “escudos parlantes” es decir comunican hechos y sucedidos honrosos en sus diferentes elementos y como tal, el nuestro nos da cuenta de varios hechos de armas que enriquecieron el blasón a lo largo de los años.

Los elementos que lo conforman son:
.- Sobre un campo de gules (Sobre un fondo rojo)
.- Un castillo de oro.
.- En los flancos dos robles, uno a cada lado del castillo.
.- Una cadena de gruesos eslabones de oro que ciñe los elementos anteriores.
.- En punta un dragón sobre fondo de campo verde.
.- Ondas de azul y plata.

Y por divisa lleva la siguiente estrofa del Cronista del rey Católico. Que se conserva en el Nobiliario Anónimo de Guipúzcoa en la Biblioteca Nacional de Madrid.

“Cuando Arrasate primero,                                   Vi un dragón inflamado
 por ser leal e guerrero                                           Monte y Castillo Real
 Llamó el rey Montdragón.                                   Que se ganó en el Salado,
 Donde nacen, donde son                                      Con las cadenas cercado
 los hombres fuertes de acero                                Por su vencimiento ganada
                                                                               Del Puerto del Muradal

El Castillo de oro es una concesión al pueblo de Mondragón por la gloriosa participación de nuestros antepasados en la batalla del río Salado ante las huestes de Abdul-Hasan que amenazaban Gibraltar y Tarifa, la acción de los mondragoneses mandados por Juan Nuñez de Lara englobados en el ejército castellano derrotaron al enemigo en las orillas del mencionado río el 30 de Octubre de 1340 por aquella brillante participación, el Rey “concedióles la incorporación a su escudo de un castillo para que sirviese de peremne memoria”.

Los dos robles, simbolizan los dos valles que confluyen en Mondragón, Léniz y Ugarán.

La cadena de gruesos eslabones de oro que circunda los robles y el castillo, se añadió al escudo por la valerosa y temeraria acción de los mondragoneses en la batalla del Muradal, en las Navas de Tolosa (Cazorla, provincia de Jaen) quienes junto a los navarros bajo el mando del Conde Haro rompieron las cadenas que protegían la tienda del Emir “Miramamolín”. Los navarros se llevaronb algunos pedazos de éstas cadenas y posteriormente las incorporaron como elemento único al escudo del reino. (Hoy en cuestión). El Rey de Castilla concedió a los mondragoneses la incorporación de las mismas cadenas a su escudo.

La presencia del dragón en el escudo hace clara referencia a nuestro nombre y leyenda.
Las ondas de azul y plata señalan la característica de nuestra provincia como limítrofe con el mar.
Hace ya algunos años, nuestra corporación decidió de manera irresponsable modificar el escudo de todos aquellos elementos de papelería y administración por un nuevo y actualizado logotipo que una empresa en desaguisados de ese tipo se encargó de destrozar, eliminando del mismo las cadenas y la corona real por “no encajar en el nuevo diseño”. Confiemos que a ningún edil se le ocurra que el pétreo escudo es demasiado viejo y obsoleto y ordenen picarlo para asemejarlo al horroroso diseño que actualmente sufrimos.

jueves, 22 de enero de 2015

Mis tías y la metralla de la guerra.

El otro día fui a visitar las excavaciones que desde hace un par de años está llevando a cabo el arqueólogo Etor Tellería y su equipo en la cima de Murugain, pero resulta que, al parecer ese fue el día en que se tomaron descanso, pues no encontré a nadie, por lo que pude pasear tranquilamente por las trincheras a lo largo de toda la zona excavada y entre uno de los montones de tierra removida, me encontré un casquillo de bala de la guerra.
Según bajaba nuevamente hacia la fuente de Naparrena, recordé una curiosidad que me ocurrió hace algunos años, mientras trabajaba en la enfermería de la Unión Cerrajera, ocurrió que los técnicos del Ayuntamiento de Mondragón comprobaron que los algunos olmos del parque de Zaldibar estaban afectados por una enfermedad que los debilitaba y decidieron cortarlos en evitación de males mayores, concretamente algunos de ellos justo frente a mi lugar de trabajo.
Cuando se procedió al corte, me acerque a los operarios y les pedí que me cortaran una sección transversal del olmo más grueso. Así lo hicieron y lo recogí conservándolo en mi poder durante algún tiempo. Lentamente fui nivelando y suavizando con lija la superficie con el fin de contar los anillos y determinar su edad.
Resultó una sorpresa comprobar que incrustado en el interior del tronco destacaba claramente un pequeño fragmento metálico. La sorpresa fue aún mayor cuando al contar los anillos resultó que el citado fragmento estaba incrustado en el anillo correspondiente al año 1936, por lo tanto era muy posible que correspondiera a algún trozo de metralla de algún proyectil de los muchos que cayeron en Mondragón.
Pero la sorpresa se convirtió en mayúscula cuando comentando el hecho en la familia, mi tía Tere comenta que, ese año, siendo ella una chiquilla se hallaban jugando en Zaldíbar un grupo de niñas, -entre ellas mi tía Mertxe- y estando en esas, un proyectil hizo explosión muy cerca de ellas, causando la muerte a los niños Maritxu Gallastegui y Manuel Zulueta, resultando mis dos tías heridas en el abdomen y la espalda, siendo atendidas en el Hospital Militar ubicado en los bajos de la Casa Maixor.
¿Pudo ser aquella metralla incrustada en el olmo parte del proyectil que causó semejante desgracia y que 66 años más tarde me descubrió esta terrible historia?

jueves, 8 de enero de 2015

El sexo de los ángeles




     Cuentan que hace años, a mediados del siglo XV, los habitantes de Bizancio -la actual Estambul- se hallaban enfrascados en una fuerte discusión sobre la condición sexual de los ángeles, si eran varones o hembras, algo al parecer  extraordinariamente importante para el cristianismo universal de la época. 

     Filósofos, teólogos, políticos y el propio pueblo llano se encelaban en tan peregrina cuestión, defendiendo posturas cada vez más enconadas.

     Esos extraños seres -los ángeles- son mencionados en repetidas ocasiones en el Libro Sagrado. El propio Judas Tadeo en su única carta canónica, los menciona cuando afirma:
     “ Y además que a los ángeles que; sino mantuvieron su dignidad sino que abandonaron su propia morada los tiene guardados con ligaduras eternas bajo tinieblas para el Juicio del Gran Día”
      También Pedro en alguna de sus cartas demuestra conocerlos, cuando dice:
     “Pues si Dios no perdonó a los ángeles que pecaron sino que precipitándolos en los abismos tenebrosos del Tártaro, los entregó para ser custodiados hasta el Juicio...”
     Hasta el mismísimo Jesús los cita, siquiera de pasada, cuando es preguntado por los saduceos sobre cuestiones matrimoniales, responde:
    “En la resurrección, ni ellos tomarán mujer, ni ellas marido sino que serán como ángeles en el cielo”

     Con argumentos emanados de éstas citas y otras muchas más, polemizaban los bizantinos, mientras los turcos hacían cola tras sus muros para comenzar a repartirse los despojos de la hasta entonces orgullosa capital.

     Tal discusión, con la consiguiente pérdida de tiempo y energía que, bien hubieran podido dirigir a la defensa de su ciudad, provocó que Bizancio fuera asaltada y arruinada, quedando la angelical cuestión definitivamente irresuelta, pues a los nuevos señores conquistadores se la traía mayormente “al pairo”.

    Esa lamentable pérdida, acaso hubiera podido ser evitada de haber realizado una sencilla consulta al Sr. cura párroco de nuestra iglesia de San Juan Bautista quien sin duda conocía perfectamente el sexo de los ángeles.


De haberle preguntado, hubiera resuelto la discusión en un “plis-plas” y sin atisbo de duda. Les habría arrastrado hasta el retablo de la Virgen del Rosario y señalando con su dedo los varoniles atributos de los ángeles representados en las pinturas que adornan las columnetas de la predela del citado retablo, habría sentenciado: 

¿No veis? ¡Son varones! 



¿Si o no?