El otro día, tras una acalorada
caminata y después de una buena ducha, me dispongo a preparar un tentempié para
lo que cojo un sobre de plástico de lonchas de jamón. Tras varios intentos de
abrirlo con la mano, desisto y busco una tijera porque no es posible hacerlo de
otro modo (ni te cuento si no dispones de semejante artilugio o de una
excelente dentadura) cuando por fin quedan las lonchas al descubierto intento
separar la primera de ellas, cosa que me resulta imposible hasta que me percato
de que se halla cubierta de una finísima lámina de plástico que debo retirar si
quiero alcanzar el jamón, así lo hago pero cuando quiero retirar una segunda
loncha, compruebo que la finísima lámina tras dar la vuelta cubre igualmente la
segunda y la tercera, la cuarta, y...(tengo que deciros que mis tentempiés
tienen mucha contundencia) Total, que en el sobre hay tanto plástico como
jamón.
Cuando ya estoy disfrutando de mi
merecido tentempié me da tiempo a recordar que, cuando de chaval me mandaban a
hacer recados a la cooperativa de la Cerrajera y si alguna vez había que
comprar jamón, (algún evento) se disponía directamente sobre un papel (sin
plastiquito adhesivo) y seguía estando la mar de bueno y sano.
Al hilo de eso, me acuerdo que
para hacer la compra, disponíamos de una gran bolsa (la famosa “bolsa de la
compra”) sin la cual no se entendía salir a hacer la misma.
Si era bacalao, envuelto en
papel, si eran garbanzos en una bolsa de papel, si eran fideos, en papel, si
eran embutidos, papel, si pescadillas, papel, si huevos, bolsa de papel o
huevera de red metálica si eran frutas o verduras, directamente a la bolsa. No
recuerdo que se utilizara plástico para nada y mucho menos esos extraños
derivados del mismo como porexpan, polímeros, polietilenos, etc. que vete a
saber..... .
Una vez en casa, en la medida de
lo posible sobre todo las bolsas de papel las utilizábamos para los más
variados menesteres y lo que no, al fuego de la cocina económica, junto con
todos los restos de comida y todo aquello que se había convertido en inservible
o molesto lo cual era inmediatamente convertido en ceniza para finalmente
retirarla con una pala al cubo de estaño de la basura y una vez lleno lo
sacábamos al portal de donde el basurero la retiraba.
No soy ningún joven pues estrené
el presente siglo con casi 50 años pero he vivido para conocer el brutal cambio
en el envasado de los productos alimenticios y la enorme producción de residuos
que ello ha generado con todo el coste que acarrea su eliminación. Conocemos
bien sus inconvenientes y sus nefastas consecuencias para el medio ambiente.
Tampoco quisiera que me tomarais
por un talibán antiplásticos que ansía su desaparición. Pero, (salvando lo de
la cremación), acaso ¿No podríamos hacer un poco más de lo que hacemos...?
Tengo unas preguntas: ¿Tan malo y
costoso era aquello? ¿De dónde y porqué surge esa desmesurada sobreutilización
del plástico? ¿A quién beneficia? ¿Nos ha mejorado la salud? ¿Realmente nos
facilita la vida? ¿Nos merece la pena?
...y tantas otras.
Jose Angel Barrutiabengoa
AZE Kidea